River
Mi vida está atravesada por River. En la infancia, recuerdo cómo contaba los días para que llegara el domingo para ir con mi familia al Monumental; siempre con mi viejo y mi hermano. Deseábamos llegar a la cancha y empezar a subir las escaleras internas del estadio, hasta que por fin veíamos el pasto, la gente. Miles y miles de personas en un mismo lugar, con el mismo objetivo: compartir la pasión y alentar al más grande. Después del partido siempre había tiempo para respetar las costumbres e ir a comer una pizza todos juntos.
Recuerdo subirme al colectivo 130, esperando que el recorrido sea lo más rápido posible. También en estos tiempos llegaron los viajes para ver al millonario y abrazarme con desconocidos en un grito de gol. Esperaba que publicaran el fixture para empezar a planificar con mis amigos a dónde y cómo iríamos. La única certeza que teníamos era que queríamos estar.
Hoy cambiaron muchas cosas en mi vida menos la pasión por River. Cumplí el sueño de formar mi familia, ser quien los lleve a la cancha y les regale su primera camiseta, ver a mi hija mayor disfrutar con su abuelo esta pasión compartida. A su vez, tuve el gran honor de representar al club como Asambleísta, Secretario de la Asamblea y Prosecretario, cargo que ocupo actualmente.
Para mí, ser dirigente de River es mucho más que un título: es una misión y una responsabilidad enorme. Defender nuestros colores, nuestra historia y nuestra identidad es algo que llevo con orgullo y dedicación. Es impresionante ver el compromiso de los hinchas y empleados del club, trabajando juntos para que River siga siendo el más grande de la Argentina. Todos los que llevamos a River en el corazón tenemos la responsabilidad de seguir este legado, para que la grandeza que nos define hoy siga viva en nuestros hijos y en los hijos de ellos.
River
Mi vida está atravesada por River. En la infancia, recuerdo cómo contaba los días para que llegara el domingo para ir con mi familia al Monumental; siempre con mi viejo y mi hermano. Deseábamos llegar a la cancha y empezar a subir las escaleras internas del estadio, hasta que por fin veíamos el pasto, la gente. Miles y miles de personas en un mismo lugar, con el mismo objetivo: compartir la pasión y alentar al más grande. Después del partido siempre había tiempo para respetar las costumbres e ir a comer una pizza todos juntos.
Recuerdo subirme al colectivo 130, esperando que el recorrido sea lo más rápido posible. También en estos tiempos llegaron los viajes para ver al millonario y abrazarme con desconocidos en un grito de gol. Esperaba que publicaran el fixture para empezar a planificar con mis amigos a dónde y cómo iríamos. La única certeza que teníamos era que queríamos estar.
Hoy cambiaron muchas cosas en mi vida menos la pasión por River. Cumplí el sueño de formar mi familia, ser quien los lleve a la cancha y les regale su primera camiseta, ver a mi hija mayor disfrutar con su abuelo esta pasión compartida. A su vez, tuve el gran honor de representar al club como Asambleísta, Secretario de la Asamblea y Prosecretario, cargo que ocupo actualmente.
Para mí, ser dirigente de River es mucho más que un título: es una misión y una responsabilidad enorme. Defender nuestros colores, nuestra historia y nuestra identidad es algo que llevo con orgullo y dedicación. Es impresionante ver el compromiso de los hinchas y empleados del club, trabajando juntos para que River siga siendo el más grande de la Argentina. Todos los que llevamos a River en el corazón tenemos la responsabilidad de seguir este legado, para que la grandeza que nos define hoy siga viva en nuestros hijos y en los hijos de ellos.
Agrupación Nuevos Dirigentes
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